LA VOZ DE LA IGLESIA


Año de la Vida Consagrada 

(30 de noviembre de 2014 a 2 de febrero de 2016). 
La Vida Consagrada en la Iglesia hoy: Evangelio, Profecía y Esperanza. 
Una paloma sostiene levemente sobre su ala un globo poliédrico, mientras se posa sobre el fluir de las aguas de las que se levantan tres estrellas, custodiadas por la otra ala. 
El Logo para el año de la vida consagrada, expresa por medio de símbolos los valores fundamentales de la vida consagrada. En ella se reconoce la «obra incesante del Espíritu Santo, que a lo largo de los signos difunde las riquezas de la práctica de los consejos evangélicos a través de múltiples carismas, y que también por esta vía hace presente de modo perenne en la Iglesia y en el mundo, en el tiempo y en el espacio, el misterio de Cristo» (VC 5).
El signo gráfico que dibuja el perfil de la paloma corresponde en árabe a la palabra Paz: una llamada a la vocación de la vida consagrada para que sea ejemplo de reconciliación universal en Cristo.


Los símbolo  del Logo
1.  La paloma sobre las aguas. La paloma pertenece a la simbología clásica para indicar la acción del Espíritu Santo fuente de vida e inspirador de creatividad. Es una referencia a los comienzos de la historia: en el principio, el Espíritu de Dios aleteaba sobre las aguas (cfr. Gen 1,1). La paloma, que planea sobre un mar hinchado de vida sin expresar, recuerda la fecundidad paciente y confiada, mientras que los signos que la rodean revelan la acción creadora y renovadora del Espíritu. La paloma evoca además la consagración de la humanidad de Cristo en el bautismo.
Las aguas formadas por piezas de mosaico, indican la complejidad y la armonía de los elementos humanos y cósmicos, que el Espíritu hace "gemir" según los misteriosos designios de Dios (cfr. Rm 8,27), para que converjan en el encuentro acogedor y fecundo que lleva a una nueva creación, aunque estén amenazados por un mar de hostilidades – la paloma vuela sobre las aguas del diluvio (Gn 8, 8-14). Los consagrados y las consagradas en el signo del Evangelio – desde siempre peregrinos entre los pueblos también por las vías del mar – viven su variedad carismática y diaconal como "buenos administradores de la multiforme gracia de Dios" (1Pd 4,10); marcados por la Cruz de Cristo hasta el martirio, habitan la historia con la sabiduría del Evangelio, llevando la Iglesia a que abrace y sane todo lo humano en Cristo.
Las tres estrellas: Recuerdan la identidad de la vida consagrada en el mundo: como confessio Trinitatis, signum fraternitatis e servitium caritatis.Expresan la circularidad y la relación del amor trinitario que la vida consagrada trata de vivir cada día en el mundo, en el signo de la fraternidad. Las estrellas indican también el triple sello áureo con el que la iconografía bizantina honra a María, la toda Santa, primera Discípula de Cristo, modelo y patrona de toda vida consagrada.
El globo poliédrico: El pequeño globo poliédrico significa el mundo con la variedad de pueblos y culturas, como afirma el Papa Francisco (cfr EG236). El soplo del Espíritu lo sostiene y lo conduce hacia el futuro. Invitación a los consagrados y a las consagradas a que sean "portadores del Espíritu (pneumatophóroi), hombres y mujeres auténticamente espirituales, capaces de fecundar secretamente la historia" (VC 6).
El Lema: Vita consecrata in Ecclesia hodie. Evangelium, Prophetia, Spes. El lema da un ulterior relieve a identidad y horizontes, experiencia e ideales, gracia y camino que la vida consagrada ha vivido y sigue viviendo en la Iglesia como pueblo de Dios, en el peregrinar de las gentes y de las culturas, hacia el futuro.
Evangelium: indica la norma fundamental de la vida consagrada que es la «sequela Christi tal y como la propone el Evangelio" (PC 2a). Primero como «memoria viviente del modo de actuar y de existir de Jesús" (VC 22), después como sabiduría de vida en la luz de los múltiples consejos que el Maestro propone a los discípulos (cfr LG 42). El Evangelio da sabiduría orientadora y gozo (EG1).
Profetia: indica el carácter profético de la vida consagrada que se configura "como una forma de especial participación en la función profética de Cristo, comunicada por el Espíritu Santo a todo el Pueblo de Dios" (VC 84). Es posible hablar de un auténtico ministerio profético, que nace de la Palabra y se alimenta de la Palabra de Dios, acogida y vivida en las diversas circunstancias de la vida. La función se explicita en la denuncia valiente, en el anuncio de nuevas "visitas" de Dios y "en el escudriñar nuevos caminos de actuación del Evangelio para la construcción del Reino de Dios" (ib.).
Spes: recuerda el cumplimiento último del misterio cristiano. Vivimos en tiempos de extendidas incertidumbres y de escasez de proyectos de amplio horizonte: laesperanza muestra su fragilidad cultural y social, el horizonte es oscuro porque "parece haberse perdido el rastro de Dios" (VC 85). La vida consagrada tiene una permanente proyección escatológica: testimonia en la historia que toda esperanza tendrá la acogida definitiva y convierte la espera "en misión para que el Reino se haga presente ya ahora" (VC 27). Signo de esperanza, la vida consagrada se hace cercanía y misericordia, parábola de futuro y libertad de toda idolatría.
"Animados por la caridad que el Espíritu Santo infunde en los corazones" (Rm 5,5) los consagrados y las consagradas abrazan pues el universo y se convierten en memoria del amor trinitario, mediadores de comunión y de unidad, centinelas orantes en la cresta de la historia, solidarios con la humanidad en sus afanes y en la búsqueda silenciosa del Espíritu.


AÑO JUBILAR DE LA VIDA CONSAGRADA




¿Qué espera el Papa Francisco con este año de gracia de la vida consagrada?
Su respuesta puede sintetizarse con estas cinco propuestas:

1.     Que se haga realidad el dicho: “Allí donde están los religiosos, allí hay alegría”
2.     Que “despertéis al mundo”
3.     Que os mostréis como “expertos en comunión”
5.    Que vayáis a todo el mundo, en especial a las periferias existenciales y os preguntéis qué es lo que Dios y la humanidad os piden hoy.
6.     Que deis respuestas renovadas, auténticas y creativas a al mundo y a Dios






Las diez frases del documento «La alegría del Evangelio» del Papa Francisco

-«La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento».

-«Más que el temor a equivocarnos, espero que nos mueva el temor a encerrarnos en las estructuras que nos dan una falsa contención, en las normas que nos vuelven jueces implacables».

-«Agradezco el hermoso ejemplo que me dan tantos cristianos que ofrecen su vida y su tiempo con alegría. Ese testimonio me hace mucho bien y me sostiene en mi propio deseo de superar el egoísmo para entregarme más».

-«Hemos creado nuevos ídolos. La adoración del antiguo becerro de oro(cf. Ex 32,1-35) ha encontrado una versión nueva y despiadada en el fetichismo del dinero y en la dictadura de la economía sin un rostro y sin un objetivo verdaderamente humano».

-«No es conveniente que el Papa reemplace a los episcopados locales en el discernimiento de todas las problemáticas que se plantean en sus territorios. En este sentido, percibo la necesidad de avanzar en una saludable ‘descentralización’».

-«A los sacerdotes les recuerdo que el confesionario no debe ser una sala de torturas sino el lugar de la misericordia del Señor que nos estimula a hacer el bien posible».

-«En algunos hay un cuidado ostentoso de la liturgia, de la doctrina y del prestigio de la Iglesia, pero sin preocuparles que el Evangelio tenga una real inserción en el Pueblo fiel de Dios y en las necesidades concretas de la historia. Así, la vida de la Iglesia se convierte en una pieza de museo o en una posesión de pocos».

-«Reconozco con gusto cómo muchas mujeres comparten responsabilidades pastorales junto con los sacerdotes, contribuyen al acompañamiento de personas, de familias o de grupos y brindan nuevos aportes a la reflexión teológica. Pero todavía es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia».

-«Más que como expertos en diagnósticos apocalípticos u oscuros jueces que se ufanan en detectar todo peligro o desviación, es bueno que puedan vernos como alegres mensajeros de propuestas superadoras, custodios del bien y la belleza que resplandecen en una vida fiel al Evangelio».

-«El debido respeto a las minorías de agnósticos o no creyentes no debe imponerse de un modo arbitrario que silencie las convicciones de mayorías creyentes o ignore la riqueza de las tradiciones religiosas. Eso a la larga fomentaría más el resentimiento que la tolerancia y la paz».
                        
                        LA ALEGRÍA DEL EVANGELIO






Las diez frases del documento «La alegría del Evangelio» del Papa Francisco

1.  «La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento».
2.  «Más que el temor a equivocarnos, espero que nos mueva el temor a encerrarnos en las estructuras que nos dan una falsa contención, en las normas que nos vuelven jueces implacables».

3. «Agradezco el hermoso ejemplo que me dan tantos cristianos que ofrecen su vida y su tiempo con alegría. Ese testimonio me hace mucho bien y me sostiene en mi propio deseo de superar el egoísmo para entregarme más».

4.  «Hemos creado nuevos ídolos. La adoración del antiguo becerro de oro(cf. Ex 32,1-35) ha encontrado una versión nueva y despiadada en el fetichismo del dinero y en la dictadura de la economía sin un rostro y sin un objetivo verdaderamente humano».

5. «No es conveniente que el Papa reemplace a los episcopados locales en el discernimiento de todas las problemáticas que se plantean en sus territorios. En este sentido, percibo la necesidad de avanzar en una saludable ‘descentralización’».

6.  «A los sacerdotes les recuerdo que el confesionario no debe ser una sala de torturas sino el lugar de la misericordia del Señor que nos estimula a hacer el bien posible».

7.  «En algunos hay un cuidado ostentoso de la liturgia, de la doctrina y del prestigio de la Iglesia, pero sin preocuparles que el Evangelio tenga una real inserción en el Pueblo fiel de Dios y en las necesidades concretas de la historia. Así, la vida de la Iglesia se convierte en una pieza de museo o en una posesión de pocos».

8.  «Reconozco con gusto cómo muchas mujeres comparten responsabilidades pastorales junto con los sacerdotes, contribuyen al acompañamiento de personas, de familias o de grupos y brindan nuevos aportes a la reflexión teológica. Pero todavía es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia».

1.  «Más que como expertos en diagnósticos apocalípticos u oscuros jueces que se ufanan en detectar todo peligro o desviación, es bueno que puedan vernos como alegres mensajeros de propuestas superadoras, custodios del bien y la belleza que resplandecen en una vida fiel al Evangelio».

10.  «El debido respeto a las minorías de agnósticos o no creyentes no debe imponerse de un modo arbitrario que silencie las convicciones de mayorías creyentes o ignore la riqueza de las tradiciones religiosas. Eso a la larga fomentaría más el resentimiento que la tolerancia y la paz».

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