VIDA FRATERNA





UN NUEVO SAGRARIO EN LA DIÓCESIS DE PEREIRA PARA IRRADIAR LA MISERICORDIA





UNA NUEVA COMUNIDAD DE VIDA HACE PRESENCIA EVANGELIZADORA EN CLAVE DE MISERICORDIA COMO PROFECÍA Y ESPERANZA A PARTIR DEL 20 DE ENERO DE 2015.

Por solicitud de Monseñor MONSEÑOR RIGOBERTO CORREDOR BERMÚDEZ, Obispo de la Diócesis de Pereira fuimos convocadas y enviadas a animar a nivel de toda la Diócesis el Ministerio de la Catequesis con énfasis, en la formación de catequistas y demás agentes de pastoral como discípulos misioneros para la gran tarea de la nueva evangelización.

NUESTRA IDENTIDAD CARISMÁTICA

Alimentadas por la espiritualidad de comunión y misericordia y por nuestro  carisma, profesamos un amor entrañable por todos los seres humanos, especialmente, por los excluidos. Somos una comunidad servidora, renovada y orgánica que se esfuerza por saber llegar en comunión con la Iglesia local, a todas las personas, a todos los pueblos y culturas según las exigencias del Reino y los signos de los tiempos.

Nuestra acción evangelizadora está enmarcada por las palabras de nuestro Padre Fundador: “Mi Dios me pidió  en el año 1951 que le formara una tercera comunidad para ejercer la mayor misericordia que se puede ver en el mundo: difundir el conocimiento y el amor de Dios, y realizar toda clase de obras de caridad y beneficencia”.


NUESTRA ESPIRITUALIDAD

Como Hijas de Nuestra Señora de las Misericordias, fuimos constituidas como “Basílica viviente, de humilde arcilla humana,  crepitantes de fe, plenas de esperanza, capaces de amar de veras y de espíritu ansioso de santidad”, para la Gloria de Dios y de la madre de las Misericordias.

Vivimos una espiritualidad de comunión y misericordia, en espíritu de sencillez, penitencia y alegría. 

La meta: -CRISTIFICARNOS- por el amor vivido desde los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia. 

Como comunidad nacida del amor a la Virgen María, Madre de Misericordia, profesamos un profundo amor a la Madre de las Misericordias, y de ella aprendemos a vivir la entrega plena al Proyecto de Dios. De ella aprendemos a orar, contemplar y hacer vida la Palabra, abriéndonos a los signos los tiempos en disponibilidad y servicio evangelizador donde la Iglesia nos llame.

La Misericordia, exigencia profunda del amor de Dios que recibimos y comunicamos es un grito profético en nuestra sociedad caracterizan por la indiferencia, el individualismo, el secularismo, la violencia y la deshumanización.  Urge redescubrir  el amor y misericordia del Padre que reconcilia, perdona, reconstruye al hombre y la da la posibilidad de una auténtica vida. Nosotras, mujeres consagradas, sentimos el reto de construir desde una profunda experiencia de Dios,  una cultura de la Misericordia, que muestre la verdadera dimensión del amor, que reconstruya al hombre y le devuelva el sentido de la vida.

La Virgen María es el “lugar” más adecuado y oportuno para la revelación de la Misericordia y la ternura de Dios.  A esta Madre, Hija y Mujer de la Misericordia, es a quien nosotras nos consagramos. De ella llevamos el nombre, y aprendemos a experimentar la Misericordia de Dios en nuestra vida, y con ella proclamamos la Misericordia ante un mundo cada vez más necesitado de la presencia  humana y tierna de Dios.

Como Hijas de María,  Madre de Misericordia, hacemos presente con nuestra vida y evangelización el Rostro Materno de Dios, su amor y ternura en  humanidad cada vez más sufriente y alejada de Él.

“Ejercemos la mayor misericordia que se puede ver en el mundo: difundir el conocimiento y el amor de Dios, Cristificándonos y Cristificando cuanto nos rodea” mediante la formación de agentes evangelizadores: Id y haced discípulos míos, enseñándoles a guardar todo cuanto os he mandado”.  (Mt. 28, 19 – 20).

Movidas por la Palabra de Jesús y nuestra espiritualidad, acompañamos en la formación permanente de laicos como discípulos misioneros al servicio de la evangelización y pastoral  en colegios, parroquias y diócesis.  Promovemos laicos, catequistas, educadores y consagrados, evangelizados y evangelizadores, para la renovación de comunidades eclesiales, participativas, dinámicas, comprometidas con la nueva evangelización. 





https://www.blogger.com/video-thumbnail.g?contentId=12d88e0c2306712c&zx=vzi8ob4w79wy


RECREEMOS EN JESÚS, NUESTRA FRATERNIDAD


Jesucristo, cimiento de unidad

y constructor de la fraternidad,
envíanos cada mañana una ráfaga de tu espíritu,
derriba los muros de separación levantados
por el egoísmo, el orgullo y la vanidad.

Aleja de nuestras comunidades
las envidias que siembran discordias,
los protagonismos que no permiten trabajar en comunión.
líbranos de las inhibiciones, de los miedos paralizantes,
sosiega los impulsos y cólmanos de serenidad.

Haz surgir en nuestras relaciones fraternas
corrientes sensibles y cálidas
para que nos perdonemos y nos comprendamos,
nos estimulemos y nos celebremos
como miembros de un mismo Cuerpo, de una misma familia.


Retira de nuestro camino las rivalidades y aversiones

rompe los bloqueos para que seamos unas con otras
abiertas y leales, sinceras y veraces.
Crezca la confianza como árbol frondoso
a cuya sombra todas nos sintamos felices. 


Así seremos ante el mundo

el argumento sensible y profético de que tú,
oh Jesús, estás vivo,
de que tu Iglesia, Misterio de comunión,
se desvela con toda su belleza, entre nosotras. 
Amén

No hay comentarios:

Publicar un comentario